sábado, 26 de noviembre de 2016

HABLAR SINTIENDO


Esporádicamente, aunque cada vez con mayor frecuencia, releo escritos de personas que fueron Maestros en toda la extensión de la palabra y que de alguna forma han forjado nuestro pensamiento. En este caso ha sido Confucio, un tipo que vivió entre el 551 y el 479 a. de Cristo, y que fue un famoso filósofo chino. Vivió en un período marcado por la inestabilidad y la decadencia. Formó Escuela e influyó mucho en una época determinada, traspasando sus enseñanzas hasta la Europa ilustrada.( Posteriormente han existido muchos cambios en China...) Muchos de los filósofos occidentales que hemos estudiado en nuestra etapa escolar descubrieron en él la idea de un gobierno basado en la educación y el mérito.  Escribió un librito que se llama Aforismos: la virtud de saber dirigir, que bien pudiera ser de recomendada lectura a quienes hoy se están formando o a los que creen ya lo están... Dice cosas tan sabias como: "Quien actúa por interés se atraerá odio y rencor", o "Quien se domina comete pocos errores". 
El autor de esta revisión sobre los aforismos de Confucio comenta que cuando Josep Pla estaba a punto de morir leía a Sófocles y Nietzsche. Un día le preguntó, ¿Usted cree que se puede organizar una sociedad sobre las ideas de Nietzsche?. El contertulio en aquel caso le respondió que solía conducir su vida por la senda del taoísmo, que todos sabemos consideraba al confucionismo como la ideación civilizada más recta que conocía hasta aquel momento por un solo motivo, porque la tecnología nada tenía/tiene que ver con la sensatez, y que tecnología y civilización no corren parejos, Confucio y civilización sí.
Independientemente de la posible falta de ponderación de aquella respuesta, lo que sí es obvio es que lo tecnológico (dirigido por el humano, no se olvide...), no hace ascos a apartar a la persona de los aspectos más evidentes que le permitieron dejar las cuevas de Altamira. Cuando Confucio le dice a su alumno que no se preocupe de que no reconozcan sus capacidades sino que se preocupe de tenerlas, está diciendo lo que cientos de años después dirá Cervantes en boca de Don Quijote: "Has de `poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a tí mismo, que es el más difícil conocimiento que pueda imaginarse" (II,42). Tecnología y humanismo debieran caminar a la par, con sus discusiones, como hacen los grandes amigos, que se respetan y quieren y que sensatamente siempre llegan a un punto de encuentro.

Todo lo anterior me lleva a ese reduccionismo típico en las personas que, como es mi caso, solo aspiran a la serenidad. Y  me recuerda que el sentimiento humano solo nos pertenece a nosotros, ni a una piedra preciosa recogida en la caleta de Famara o en la selva  myanmareña, ni a un orangután de Borneo ni siquiera a una mariposa amazónica. Y que decir que llegaste desde el mar de la luna soñada de Cyrano o de un paisaje opiáceo de Turner, que dijiste que no eras de este mundo y que en cualquier momento podías desaparecer, tan solo puede expresarlo alguien cuya armonía mental le permite seguir viviendo unas cuantas lunas más...¿o no?. 

Piensen en el futuro, lo hay,  incluso sin redes sociales ni teléfonos móviles de séptima generación que simplifiquen nuestro pensamiento al límite porque en aquel instante dejará de tener sentido que dos personas  se unan para celebrar su recién nacido amor.
Yo, después de todo, soy optimista porque finalmente, quienes consideran que cualquier detalle es suficiente suelen elegir despacio...y éso ayuda a pensar.

domingo, 20 de noviembre de 2016

A NINGUNA PARTE


Les recomiendo que si pueden oigan al enorme cantautor Manolo Tena (desgraciadamente ya solo podrán oirlo en sus discos...jugó demasiado duro con lo que no debía...) en su canción A ninguna parte. Forma parte de la banda sonora original de la película París Tombuctú, del director García Berlanga, otro que ya se fue...dejándonos grandes obras de carácter surrealista, críticas y sobre todo impermeables al paso del tiempo. Ayer, mientras la veía por cuarta o quinta vez me preguntaba si confundir el deseo con las ambiciones más perentorias hace de la inquietud la insatisfacción permanente. Imagino que sí, que todo lo que se escapa del palpable conocimiento, genera ese desánimo incorpóreo que alimenta el sueño de grandes extensiones de agua cristalina frente a uno, (por ejemplo...), aunque lo excesivo resulta siempre tan espectacular como poco interesante. Porque lo que de verdad conmueve es aquello que siendo casi insignificante es capaz de llenar toneladas y toneladas de imaginación...¿saben por qué...?. Porque en ciertos lugares del interior siempre está a punto de aparecer ese océano con el que se sueña, o aquella nube que desearía verse mientras se está tumbado sobre la azotea de tu casa.
Algunas veces me han dicho que se llega a un instante en que como dice Tena, se pierde el empeño de buscar la llave de la emoción y de la pasión. Yo, que lucho con todas mis fuerzas contra este pensamiento, prefiero quedarme en la hermosura de la melodía, de la cadencia de la voz del cantor, de la motivación de la canción para que el guión del gran director siguiera su curso y nos hiciera disfrutar de lo que muchos, finalmente, pensamos, aunque la paradoja esté ahí... 

sábado, 12 de noviembre de 2016

PERMÍTANME QUE DIVAGUE




Lo evidente pocas veces se deja descubrir. Resulta ser esa indiscreción a la que le ponemos cotas de silencio para seguir siendo quienes queremos ser. Me decía alguien muy sabio que aparentar no es solo un modo de parecer, es también un modo de aparecer. 
Conforme los años se posan sobre mi anatomía, más descubro la conveniencia de ser armonioso incluso para los defectos para esos desperfectos que pasan a ser obsoletos y programados, carne de outlet sin remedio pero con la absoluta vigencia de haber sido, de haber tenido horizontes. Otros, se admite, nunca llegaron a  ver ni de cerca, no adivinaron esa conexión de dos manos que se ciñen en un aparentemente cortés saludo y que idiomáticamente traduce un sinfín de experiencias aún no escritas y eternamente deseadas. Y es que la distancia de algo respecto de sí mismo hace que sea finito, que se disuelva como un azucarillo en un vaso de agua.
Ver pasar el tiempo con la indisoluble veracidad que nunca más regresará induce a concederse que cuando el tacto coincide con los demás sentidos, solo cabe sumergirse en la poesía y dejar pasar el instante.

sábado, 5 de noviembre de 2016

OBVIEDADES, posiblemente...


Existe la espiralidad en los sueños. Cada vez estoy más convencido. Naturaleza y destino de situaciones que justifican vivencias, territorialiedades informes  que alimentan al humano para describir sus sensaciones a los demás y a sí mismo cuando se habla.
Y es que es imposible vivir sin armonía, sin la complejidad de conciliar cada aspecto vital que subyace entre las distintas materias que nos rodean. O inmaterias...¡da igual!.
Armonía, equilibrio, simetrías o avenencias que sostienen algo inalienable deben ser justificadas:  si se hace indispensable regresar, lo mejor es hacerlo sabiendo que el lugar y la situación son diferentes. Y nosotros, otros.  
Los sueños, si no se recuerdan... no valen nada, por mucho que Freud se empeñara...