Hablaba ayer con un amigo y salió la razón. ¿Qué es la razón, cuándo se logra, dura siempre...?. ¿Los dieciocho, los quince, los dieciocho años..., nunca...?.
Según. Para unas cosas, le dije, la adolescencia comienza a tener herramientas ya para sostener un juicio que puede ser contemplado como similar a lo que entendemos todos por...razón, pero la verdadera razón, la que aparta el grano de la paja, la que sintetiza, es posiblemente alcanzada al traspasar los dos tercios de la vida en el mejor de los casos.
Me discutió que el deterioro hace visualizar días mejores... o no; pero contemplar párpados derrotados, cuellos abatidos, manos con indisimuladas pequeñas sombras inducen a pensar que el tiempo pasó y con ello el brote del sentido de la reflexión hacia lo que ya no volverá jamás, como el agua que hoy mismo habíamos bebido y que no fue la misma bebida el día anterior. Y siempre el egoista y mezquino tiempo como enemigo al que nosotros hemos elegido como responsable de nuestra reflexión, Leviatán que todo lo diluye, inmóvil y sangriento, así se le vé, como un disco antropófago... Y no. La decadencia física y el desentendimiento de nuestro espíritu son inmanentes a nosotros mismos, sin más. Y comprenderlo es alcanzar la razón.
¿Mide el tiempo la ilusión, el deseo, el amor...?. El tiempo siempre es precario, nunca se posee, nos posee. Y siempre el lujo es poseer lo escaso. Por lo que ante todo lo que nos rodea, nos observa, sería útil que tomáramos la iniciativa. Dicen en Mogador que el corazón del corazón es el deseo, y así lo entendió el rey Shariyar tras ser absorbido por Shajarazad. Le mandó hablarle de los jardines secretos, aquellos que nadie ve y que existen en el corazón de todos... ésa es, también, la razón, deseante.. sí, pero razón al cabo.