Comentábamos hace poco con unos Sonámbulos lo fugaz que es todo hoy, ¿cuánto dura un libro en un escaparate de una librería, cuánto un disco, cuánto una prenda de vestir, cuánto un aparatito para llevar nuestra música... ?.
Es más, se colige que nada está hecho con materiales indelebles, que no sea solamente la moda lo que sustituya lo poseído convirtiéndolo en roído u oxidado. Y también se empuja a sentir que caduca todo a tal velocidad que hasta los sentimientos parecen tener pereza para nacer. Se tiende a no profundizar en ideas ni en productos, a que se consuman superficialmente sin ver las distintas posibilidades que pueden tener cada una en cada lugar por cada ciudadano... Lealtad es, de alguna manera, sustituida por vertiginosidad, permanente por efímero, inefable por la divagación improductiva.
Es más, se colige que nada está hecho con materiales indelebles, que no sea solamente la moda lo que sustituya lo poseído convirtiéndolo en roído u oxidado. Y también se empuja a sentir que caduca todo a tal velocidad que hasta los sentimientos parecen tener pereza para nacer. Se tiende a no profundizar en ideas ni en productos, a que se consuman superficialmente sin ver las distintas posibilidades que pueden tener cada una en cada lugar por cada ciudadano... Lealtad es, de alguna manera, sustituida por vertiginosidad, permanente por efímero, inefable por la divagación improductiva.
Debiera existir (tal vez la hay, se lo preguntaré al fundador de la casta) un lema en nosotros que se transmitiera entre todos los que hoy somos y mañana quién sabe: Amé y me amaron, deseé y fui deseado, duré y no tuve que ser cambiado.