martes, 11 de febrero de 2020

POSIBLEMENTE FUERA UN SUEÑO


Que no me busquen nunca en la calle de la cordura, -me dijo una tarde lluviosa y triste en la que cualquiera ganaría en las distancias largas- quiero incertidumbres que me hablen de un pasado hirsuto y contrahecho por una despiadada sucesión de descampados, pensiones de colchones chirriantes, cumpleaños sin velas y barcos sin brújula que me dirijan...
Supe que aquel carbunclo en la mirada era lo más hermoso y a la vez lo menos esperanzador que podía brotar de sus secos labios. Era de los increyentes en lo que algunos llaman felicidad y otros sentires.  Errática en su caminar comprendí su abandonada presencia, a la vez que un sentimiento de culpa me abatía y se adueñaba de la inclemencia febril del dios de los ahogados. 
No era una Alfonsina pero reconocí que carecía de abrazos correctos para su elegancia del saber no estar. Le gustaban las gentes con pasado sospechoso y presente canalla, las que tenían que arrepentirse de mil proyectos vitales fracasados pero que volvería a repetir sin pestañear porque eran infinitamente más hechiceros.
Nunca más la volví a ver, nunca más me atrapó aquel pudor bloqueante que luego intuí que era baldío y prehistórico...Desde entonces acepto que la intensidad no es una cantidad y que sin falta no hay ausencia.