sábado, 14 de septiembre de 2019

CHINA MOSES y COURBET


Como si de un lento crepúsculo me acompañara, me asomo al exterior. Sopla ese aire que arrastra tristezas y melancolías sin número  y que si alguien me viera ahora frontalmente simularía un cuadro de Hopper. Y escucho la timbrada voz de China Moses buscando un amor que la entienda mientras mi imaginación se traslada hacia Courbert, a aquel cuadro que ví en una galería de algún lugar que no recuerdo o no quiero recordar, y que dice todo lo que en algún momento nos hemos preguntado, y cómo el pintor quiso vivir en su interior, quiso vivir en el arte, donde no hay fugacidad ni tránsito, solo dejarse mecer.

Lo más importante que existe y ha existido es el tiempo. Hace tiempo que lo descubrí...hacer del tiempo tu llegada, displicente, verídico, sin sabotajes, solo la verdad, que no es decible, ni un dicho, ni un relato en el diván del psicoanalista, solo esos devastadores minutos que transitan sin piedad por la superficie de nuestros cuerpos que nos obstinamos en cubrir indolentemente, con vergüenza, aunque no llevemos ligueros de encaje ni medias negras. El tiempo es nuestro juez y nosotros hemos de poner los testigos para que su indulgencia atrape el veredicto final. Mientras tanto... 

miércoles, 11 de septiembre de 2019

ME PARECIÓ QUE DEBÍA ESCRIBIRSE


La vida en realidad se escapa entre deseos y futuribles, nunca entre todas las deseables y deseadas caricias y besos... Siempre se carece de fijarla entre las palabras que se retienen en el encerado, (que no en la pizarra digital...) o en el papel caligrafiado en cuartillas que se clavan en el corcho para ser visto a diario...¿Será porque lo visualizamos encerrado entre palabras que no se verbalizan, no se guturalizan  para oirse mejor... 

Todo queda In memoriam.

¿O será porque en el amor está inscrito el desamor como las placas en el caparazón de los galápagos, como los años en los círculos del tronco de los árboles...?.
Siempre existe inocencia en las miradas enamoradas, en las noches de deleitoso placer y en las pesadillas al despertar, porque la vida, como decía al principio, está confeccionada de deseos insatisfechos, pues que el deseo cuando se satisface...deja de serlo y muere...definitivamente. Probablemente sea entonces el momento de buscar otro deseo, otra íntima necesidad que alimente el Jardín de lo Invisible.