Se encontró señalando en el mapa lugares a los que nunca la llevaría, sitios tan conocidos que tan solo por lo que otros ya contaban de ellos sabría que no le agradaría frecuentarlos porque ya no los conocería, los reconocería. Cuánto daño hacen los Españoles viajeros cuando intentan justificar su estancia apátrida en un lugar que nosotros querríamos haber descubierto...
Visitar por vez primera un lugar es una de las experiencia más importantes que el humano puede saborear. No existen naufragios, solo llegadas, conquistas de calles siempre en continuo movimiento sorpresivo para unos ojos que se dispersan para recaudar en su memoria lo que dentro de unas semanas solo serán vagos recuerdos de la momentaneidad a la que nunca le damos el valor que tiene. Será por eso que los amados se cogen de la mano, para incluir otro sentido, el del tacto, y se besan, y adquieren una ambivalencia curiosa al olfato mientras pasan por aquel puesto de castañas cuyo olor inunda la calle. Tampoco es recomendable regresar a lo ya vivido, porque nunca una ocasión es la misma, jamás se puede duplicar un pasado que fue presente. Son dominios con fronteras que quedaron rebasadas por el sentimiento, éso que nadie sabe que es pero que existe y se hace presente siempre que lo es, presente.