Nada hay nuestro, nada de nuestra propiedad que pueda venderse, tan solo aquello que no tiene precio... Piénsalo querido leyente, Sonámbulo o no. ¿Qué es lo que nunca nadie podrá robarte, o podrás vender o alguien comprarte para dejarte sin él...?. Sí éso es...
Y aún así no le damos el valor que posee, el justo valor. Caemos en la desmesura o en la insuficiencia para sufrir por ello, como el nostalgiante sufre por lo nunca sucedido.
Le llamó para decirle que se sabía menos que los demás, que le agotaba tener que afirmar y sufrir siempre por no tener valor de creerse al menos mejor que el otro. El Sonámbulo le dijo que había llamado al lugar apropiado, que él era el mejor en aumentar el PIB de la autoestima, que estaba en la certeza de que hay pianos que saben tocar las manos...