domingo, 20 de julio de 2014

PASADO SONÁMBULO

Existe la creencia de que la edad se mide por los años que restan el año en que se vive con respecto al que se nació. Sí. Y es muy seguida esta teoría. De tal modo lo es que no se pone en duda. No obstante, debiera instalarse, en entredicho. Al menos en la vertiente en la que lo físico no es lo que margine. Muchos he conocido que sentir la edad en tal término los etiqueta, sin conocer que algunos confunden el que algo ocurra la mayoría de las veces con que suceda con frecuencia.... 
Los Sonámbulos apenas conocen su edad. Se sienten perecederos, sí, pero en nada mantienen la observación de quien les interpreta en su pensamiento que han de sentirse acabados, viejos, material de deshecho cuando superan el límite oficialmente establecido. Posiblemente sea porque habitan el reino del deseo, en el que materializan en sus neuronas, donde cabe todo lo que antes les ha demandado. 
Me recuerda lo que digo el librito Decir es desear, de ARS, y más en concreto el pasaje Toco tu espalda, en el que la posesión de la revelación extrema de su amadaamante le provoca un trance imposible de definir con palabras, porque lo evidente casi nunca se deja describir. 
El Sonámbulo nunca buscó a su amadaamante a solas, la buscó con ella, sin que, probablemente, incluso ella, lo supiera. 

jueves, 10 de julio de 2014

RESETEAR LA VIDA

Él creía que poseía todo su conocimiento, que el corazón de su corazón era lo más imperioso para significar el deleite de lo que deseaba, y que ella opinaba de igual forma. Hasta su manera de mirar era interpretada por él por con la quimérica sabiduría que proporciona el enamoramiento... Y no. "Somos uno pero somos dos a la vez, nunca lo olvides", le dijo un día en el que la melancolía invadía su cuerpo. No llegó a decirle que le pidiera aprender aunque la insinuación vertida por su mirada lo pretendía. No entendía que en cada gesto amoroso se siembra primero para mucho después obtener la cosecha... En cierto modo es como aquellas palabras que son capaces de incorporarse a nuestra piel para vivir siempre con nosotros pero otras... se fugan presurosas si no se templa el tono de forma adecuada.

"Cuando vienes, regreso a mí", llegó a decirle él en una ocasión en la que su aturdimiento le impedía mantener una cierta estabilidad emocional. "Somos uno pero somos dos a la vez", volvió a repetirle ella. Y añadió: "esfuérzate en comprender cómo somos, cómo pensamos, qué buscamos, qué amamos, por qué morimos... Nuestros rayos sin trueno nos dejan en suspenso". 
También no decir nada cuesta mucho sintió él, si no se tiene nada importante que decir. Tan solo esos recuerdos imborrables con los que se aprende a vivir en lugar de tratar de olvidarlos son merecidos para resetear la vida...