Notar que tu propio interior se mantiene estable con lo que le rodea es la esencia de conseguir el conocimiento supremo del que hablan los hombres sabios. El Sonámbulo ama la vida, siente la vida, desea...LA VIDA. Pero para todo eso no es suficiente con abrir la puerta y salir a la calle. Se precisa que la enseñanza venga de donde se encuentra, de quien sepa darla, de a quien se sepa escuchar aunque no se haya hecho teniéndolo cerca... Hay un proverbio oriental que dice: Los maestros abren la puerta, pero eres tú quien debe atravesarla.
Es bueno recordar cómo busca El Sonámbulo los Jardines que Jassiba le pide encontrar para ella. El Jardín de los Orígenes lo llevan pintado las mujeres en Mogador. Llevarlo les recuerda que cada día deben construir el paraíso con sus manos. Allí está señalado el deber de hacer placenteros los días a quienes les rodean y a ellas mismas. Y que deben perseguir con la obstinación de un puño cerrado sus deseos. Y también les sirve de talismán, ahuyentando las fuerzas malignas.
La ciudad tiene sus murallas, ellas su jardín en las manos, y las dos cosas cumplen el mismo objetivo. Y también es coquetería, porque a modo de celosía, esconde parte de su cuerpo y a la vez anuncia que está allí, esperando quien lo halle. Y en ocasiones también llevan palabras indescifrables que no se leen pero que se tocan y dicen cómo ser feliz y cómo llevar consigo todos sus poderes benéficos, cómo complacer a su amante o como rechazar el mal de ojo, la envidia... como la mujer...
La ciudad tiene sus murallas, ellas su jardín en las manos, y las dos cosas cumplen el mismo objetivo. Y también es coquetería, porque a modo de celosía, esconde parte de su cuerpo y a la vez anuncia que está allí, esperando quien lo halle. Y en ocasiones también llevan palabras indescifrables que no se leen pero que se tocan y dicen cómo ser feliz y cómo llevar consigo todos sus poderes benéficos, cómo complacer a su amante o como rechazar el mal de ojo, la envidia... como la mujer...
Un tratado médico del siglo XVIII afirma que la jena tiene noventa y nueve virtudes, pero la principal es la felicidad que firma el deseo con su intensidad colorista..
Y El Sonámbulo se empeña en seguir estudiando, observando, recordando cómo y de qué manera encontrar la finalidad de ese deseo al que siempre regresa, del que nunca se ha ido... en silencio.