viernes, 28 de agosto de 2009


A VUELTAS CON EL DESEO...
Decía, o dicen que decía, San Francisco de Asís: " Yo necesito muy pocas cosas, y las pocas que necesito las necesito muy poco". Cuanto más años acumulo en mi DNI más me acerco a este pensamiento y más deseo lo que no tiene precio: la salud, el amor, la posibilidad de ver una puesta de sol, sentir el aire en tu cara... pero siempre DESEOS.
No temo, como tantos otros sonámbulos de casta, carecer de este mecanismo de vida, estigma para otros. Evito modas y marcas, busco cada vez más la esencia, el impulso que aparece cuando menos se espera y torna mogadoramente incabal, sensitivamente deseante.

jueves, 27 de agosto de 2009


ENDORFINAS.
Los entendidos de bioquímica han catalogado a las endorfinas como las hormonas de la felicidad porque estimulan los centros del placer del organismo y actúan como analgésicos contra el dolor y son equilibrantes contra la depresión. Y añaden que reir produce un mayor volumen de las mismas. Estoy convencido que este ejercicio, el de reir, con su puesta en marcha de casi 400 musculitos, influye positivamente, muy positivamente, en sentir momentos felices en el individuo. Yo añadiría también que: relaja, aparca el estrés, reduce la ansiedad, aumenta la actividad cerebral o incluso, como he tenido oportunidad de leer hace pocos días en Science, aumenta la actividad cerebral, fortalece el sistema inmunológico, oxigena las neuronas y por ende, incrementa el bienestar y la creatividad. Entonces, ¿por qué no se ríe más la gente...?. Yo creo que es porque no se piensa que existen oportunidades para hacerlo... Y éso no es realmente cierto. Sí que las hay. Solamente hay que buscarlas. Conozco a personas que disfrutan oyendo a otras reir... les hacen tener momentos felices. Y si la risa es inteligente... mucho mejor.
Hoy puede ser un buen día para proponerse reir un rato... ¿lo hacemos?. Estaremos haciendo felices a otros. Seguro. Aunque estén a kilómetros de distancia.
Gracias.

sábado, 22 de agosto de 2009


MODAS y ESTILO.
¿Se han fijado alguna vez en la mirada de asco, falta de vida o ingravidez anímica que tienen algunas modelos de las que pueblan las revistas o pasan vestidos en pasarelas...?. Ignoro quién les induce a remedar desprecio a quien se acerca a ellas para que le permitan comprar sus prendas. Tal vez sea para que las miradas del público vayan hacia las creaciones de los artistas y no hacia las que las portan... sí, podría ser... pero lo que resulta más creíble es que otros puedan temer que el hábito haga al monje y ello oponga su postrer adquisición.
Mi deseo es que lo que se muestre se haga con alegría, con divertimento, con la fragancia de un comienzo y no con el anuncio de un final. Y lo hago extensivo a cualquier objeto animado o no.

viernes, 21 de agosto de 2009

CASTA DE SONÁMBULOS


DESEAR.

Sentir el deseo, en no pocas ocasiones ha sido calificado como pecaminoso o al menos "apartable" de la esencia del ser humano cuando en sí, el deseo, es lo que dirige la vida misma. Hoy, como ayer o mañana, nuestro impulso más primario nos llevará a esa situación, esos ojos o esos labios que nos hablan con silencios y movimientos de diminutos músculos. Ese desconocido, invisible hasta un preciso instante en el que se incrusta en nuestra mente y se torna en parte nuestra, será la motivación que desplace otras existencias. ¿Por cuánto tiempo...?. Tal vez este extremo sea lo de menos...
La casta de los sonámbulos nos cuenta el escritor del deseo, Alberto Ruiz Sánchez (ARS), esencia de este blog, mi respetado Alberto al que citaré a menudo, en su libro Los jardines secretos de Mogador, son personas que, sin saberlo tal vez, tienen en su cuerpo una cualidad extraña que los hace desear con intensidad absoluta a otras personas de su misma condición. Ser sonámbulo, añade, es vivir bajo la ley del deseo, bajo el dominio de lo invisible en el amor, escuchar y ver algo en el otro que nadie más ve...
Desear ha hecho seguir viviendo a muchos corazones rotos, por el dolor, por la indiferencia o por el simple cansancio de vivir... Todo ser humano tiene un deseo. Saber encontrarlo es el objeto de la existencia.