DESEAR.
Sentir el deseo, en no pocas ocasiones ha sido calificado como pecaminoso o al menos "apartable" de la esencia del ser humano cuando en sí, el deseo, es lo que dirige la vida misma. Hoy, como ayer o mañana, nuestro impulso más primario nos llevará a esa situación, esos ojos o esos labios que nos hablan con silencios y movimientos de diminutos músculos. Ese desconocido, invisible hasta un preciso instante en el que se incrusta en nuestra mente y se torna en parte nuestra, será la motivación que desplace otras existencias. ¿Por cuánto tiempo...?. Tal vez este extremo sea lo de menos...
La casta de los sonámbulos nos cuenta el escritor del deseo, Alberto Ruiz Sánchez (ARS), esencia de este blog, mi respetado Alberto al que citaré a menudo, en su libro Los jardines secretos de Mogador, son personas que, sin saberlo tal vez, tienen en su cuerpo una cualidad extraña que los hace desear con intensidad absoluta a otras personas de su misma condición. Ser sonámbulo, añade, es vivir bajo la ley del deseo, bajo el dominio de lo invisible en el amor, escuchar y ver algo en el otro que nadie más ve...
Desear ha hecho seguir viviendo a muchos corazones rotos, por el dolor, por la indiferencia o por el simple cansancio de vivir... Todo ser humano tiene un deseo. Saber encontrarlo es el objeto de la existencia.